Texto extraído del libro «Compendio de Fotografía: básica y avanzada confidencial». Antonio y Helio Valero.

FOTOGRAFÍA AL AMANECER Y AL ATARDECER. LA HORA DORADA, LA HORA ROJONARANJA Y LA HORA AZUL.

1) Refracción atmosférica de la luz del sol. Los rayos del sol que viajan directamente hacia abajo no se desvían, mientras que los rayos que entran en la atmósfera de la Tierra en un ángulo menor se refractan y se desvían hacia la normal, siguiendo aproxi­madamente la dirección de la curvatura de la Tierra.

Esto significa que los objetos celestes en la posición cenital di­rectamente encima de nosotros aparecen en la posición correcta, mientras que los objetos más cercanos al horizonte parecen estar más arriba en el cielo de lo que realmente están.

Refracción al amanecer y al atardecer: Puesta de Sol en el mar. Aquí, el Sol ya está por debajo del horizonte. La refracción atmos­férica hace que el Sol sea visible incluso cuando está justo debajo del horizonte. Este efecto es especialmente poderoso para los ob­jetos que aparecen cerca del horizonte, como el Sol naciente o po­niente, porque los rayos de luz ingresan a la atmósfera de la Tierra en un ángulo particularmente superficial. Debido a la refracción, el Sol puede verse durante varios minutos antes de que realmente salga por la mañana y después de que se ponga por la noche.

Este efecto también tiene un impacto en el tiempo en que se puede ver la Luna antes de la salida y después de la puesta.

2) Crepúsculo. Según la RAE es: 1. m. Claridad que hay desde que raya el día hasta que sale el sol, y desde que este se pone hasta que es de noche.

La hora azul o mágica comienza en el momento justo después de ponerse (o antes de salir) el sol, cuando el sol está oculto, y co­rresponde al tiempo crepuscular. Una característica de la hora azul o mágica es que por el horizonte por donde se ha puesto el sol (o aún no ha salido) tenemos un degradado tonal de naranja a azul. En la línea del horizonte están los tonos naranjas y por encima los tonos azules, que son más intensos cuanto más altos en el cielo.

La hora dorada es una de las dos horas de cada día, mañana y tarde, después de salir el sol y antes de ocultarse, respectivamente, en los cuales el sol es visible. Durante este periodo de tiempo exis­te en el medio ambiente una luz especial característica de color dorado bastante luminosa. En este tiempo la temperatura de color suele estar alrededor de los 4000 K.

Personalmente prefiero la luz del amanecer a la del atardecer, entre otras cosas porque hay menos gente. Sin embargo, los colo­res del atardecer son más cálidos, o por lo menos hace menos frío que al amanecer.

Origen del color crepuscular: Los crepúsculos maravillosos ocurren antes o al despuntar el sol y al ocultarse, es decir, cuando el sol toca la línea del horizonte o está muy cerca de ella. El color naranja se debe a la dispersión primero y difracción después de la luz del sol al incidir tangencialmente sobre la atmósfera de la tierra en la línea del horizonte al ponerse o salir el sol (ver capítulo VII: dispersión y difracción de la luz. Dispersión de Rayleigh). La luz transcurre desde el sol por un medio poco denso, al chocar con la atmósfera más densa, las ondas de luz se desvían unas más que otras dependiendo de su longitud de onda. Como la longitud de onda del color azul es más corta, se desvía más y se aleja de la superficie de la tierra. Por el contrario, las ondas rojonaranjas son de longitud más largas y se desvían muy poco iluminando más la superficie terrestre.

  La intensidad de luz va variando a lo largo del tiempo que abar­ca el amanecer (o atardecer). Siendo al principio de noche con luz muy baja, luego una luz tenue, difusa, fría y de poco contraste, si hay nubes aparecerán de color rojonaranja con fondo de cielo azul.

  3) Requisitos de la fotografía al amanecer (y atardecer). Uno de los imperativos del fotógrafo paisajista, ya sea de naturaleza o de fotografía urbana, es madrugar; y una buena fotografía de paisaje o panorámica con alta probabilidad y calidad estará hecha al amanecer. También hay que anticiparse en el atardecer y según mi experiencia personal hay que estar allí una hora y media antes de que se oculte (o salga) el sol, en total son tres horas al amanecer y otras tantas al atardecer. Es conveniente haber visto la puesta de sol o el amanecer el día anterior, si desconocemos el lugar.

  La consulta a Google se hace necesaria para saber la salida y la puesta del sol. Las apps de smartphones también son de utilidad como PhotoPills: hay que darle la ubicación y te proporcionará datos importantes para obtener buenas tomas.

  Para una buena composición de nuestra fotografía es necesario conocer la ubicación del lugar y orientación, es imprescindible que el este o el oeste estén descubiertos o con pocas montañas o en ocasiones con grandes montañas con cortes abruptos por donde se cuelen como sables los rayos del sol.    Al amanecer debemos llegar al lugar una hora y media antes de que salga el sol, es decir, de noche a oscuras. Así que visita antes la zona, no vaya a ser que dónde quieras colocar el trípode y la cámara haya una zanja, precipicio o maleza.

  También es muy importante conocer las condiciones climáticas, si no hay ninguna nube obtendrás fotografías más aburridas.

1) La hora dorada

  Un poco más tarde de la hora azul del amanecer se produce un cambio (este cambio puede ser más rápido de lo que uno espera), se va modificando la luz hasta convertirse en todo lo contrario, una luz direccional, cálida y que aporta mucho contraste a nues­tras capturas (es la hora dorada).

Los colores del cielo cambian, las texturas de las nubes se trans­forman, podríamos estar haciendo una foto cada minuto y obten­dríamos todas diferentes. Esta es una de las mayores dificultades, además de otras muchas, de las panorámicas al amanecer.

  Durante la “hora dorada”. El sol se ha elevado bastante por en­cima del horizonte, pero aún es un sol bajo (unos 20º aproximada­mente). En la mayor parte del mundo, dependiendo de la estación, la luz dorada aparece más o menos una hora después de la salida del sol y una hora antes de que toque el horizonte (Ref.: Freeman. Manual del Fotógrafo, pág. 126), pero puede durar solo quince minutos, dependiendo de su ubicación. Es una luz intensa, es im­portante tener esto en cuenta, ya que es la diferencia principal con la hora azul y la hora rojonaranja del sol cruzando el horizonte.

  Durante la hora dorada, el sol genera una luz cálida. Esta luz lo tiñe todo de color dorado creando una atmósfera única. Por la tar­de, conforme van pasando los minutos los colores van cambiando, de forma inversa a la mañana, de amarillos a rojonaranjas.

  Hay que decidir si vamos a hacer el disparo de cara al sol, de espaldas o lateralmente. Todo dependerá de lo que queramos con­seguir.

  En primer lugar, podemos querer aprovechar los primeros rayos del sol cuando iluminan un edificio u otro motivo, por lo que ten­dríamos que situarnos de espaldas al sol. De esta manera, estamos aprovechando la luz cálida y suave que nos ofrece el sol durante esos instantes (Figura XII-10).

  Este matiz dorado de la hora dorada es ideal para obtener unos resultados espectaculares en fotografía de paisaje, fotografía urba­na (escenas de la ciudad, calle, lugares pintorescos que visitamos, edificios, monumentos…), sesión con modelo, retrato, sesiones de moda, belleza y pareja, fotografía de naturaleza (trigales, flores, plantas), vida salvaje, animales, y cualquier su­jeto u objeto que no entre en conflicto con el tinte de oro. Las sombras serán muy alargadas.

En el segundo caso, fotografiamos de cara al sol, tenemos va­rias opciones: 1) el sol se ha elevado bastante por encima del horizonte tendrá una luz intensa, al fotografiarlo directamente nos aparecerá una mancha blanca quemada y el resto negro en nuestra fotografía (si no hemos utilizamos medios para subexponer, como filtros ND).

  La hora dorada empieza sorprendentemente rápido, y no dura demasiado tiempo, así que es esencial que estés preparado.

  Tienes que planear con anticipación el lugar de la toma, y el tiempo que te llevará llegar hasta allí, de manera que cuando lle­gues puedas estar tranquilo para lograr mejores tomas.

Una cosa muy importante es el balance de blancos. Nunca de­jarlo en automático, ya que, de hacerlo la cámara tratará de com­pensar esa luz tan cálida dominante y arruinará la atmósfera de la fotografía que estamos viviendo.

El amanecer es también un momento apropiado para la fotografía macro, a esas horas los animales y otros seres vivos diurnos suelen estar adormilados, con lo que es más fácil fotografiarlos.

Al atardecer no hay tanta neblina como en la mañana. La direc­ción del sol y la situación del sujeto son factores a tener en cuenta, procurando que estén en sentidos opuesto.

  El efecto flare. Si utilizamos filtros (en la hora rojonaranja no es necesario) y fotografiamos directamen­te al sol nos aparecerá este efecto. Se debe básicamente a reflexio­nes internas en el objetivo, hay una pequeña cantidad de luz que se refleja en las superficies de las lentes. Un objetivo zoom puede estar compuesto de diez o más lentes individuales o elementos, podemos concluir que hay una importante cantidad de luz que es reflejada dentro del objetivo, dispersada y finalmente refractada llegando al sensor, pero sin formar imagen solo puntos o zonas de luz desenfocadas.  

  Estas reflexiones son corregidas en la construcción del objeti­vo empleando recubrimientos y también combinaciones de lentes con diferente índice de refracción (Cristales Flint o Crowne). Es­tos recursos encarecen el precio del objetivo, por lo que podremos esperar mayores índices de flare en los zooms económicos de los kits básicos.

  El efecto estrella, que tanto gusta a la gente, se consigue fácil­mente cerrando mucho el diafragma. Es debido a la difracción de la luz al pasar por un diafragma estrecho, pero además esta abertura estrecha resta nitidez a la fotografía.

  Cuando vayas a registrar este efecto no mires por el visor de la cámara, utiliza el Live View, si trabajas con un teleobjetivo, la luz puede llegar a dañar los componentes internos de la cámara o incluso dañar el propio sensor. El filtro UV puede proteger al sensor, pero también puede dificultar obtener este efecto. Con una distancia focal corta (gran angular o estándar), modo manual o prioridad de apertura f/22, un objetivo de calidad y enmascarando algo el sol (con la mano ligeramente abierta o entre las hojas de los árboles) es casi seguro que obtendrás este efecto en la toma. Y si no, Photoshop.

  La luz solar directa que solemos ver en el mediodía es la peor, porque crea sombras perpendiculares y no proporcionan mucho detalle sobre el motivo. Pero si la luz del sol está en ángulo, no hay un mal momento para tomar fotografías. Este ángulo se da en la hora dorada, pero también se da al mediodía en los países nórdicos.

¿Qué pasa con las estaciones? Según la estación del año, el sol saldrá un poco más al noreste o un poco más al sudeste. Es útil disponer de alguna app smartphónica.

  El verano tiene sus inconvenientes por el calor, demasiada bru­ma y luz dura. Los inviernos tampoco son muy buenos por el frío severo, la nieve, el hielo y las condiciones peligrosas de las ca­rreteras, aunque son los mejores en términos de bruma y ángulo del sol. La primavera y el otoño son las estaciones preferidas para fotografiar paisajes en cualquier país.

  La temporada de otoño es especialmente colorida, sobre todo por las tonalidades de las hojas de los árboles (no siempre verdes), la lluvia y los hongos multicolores. La primavera también es ex­celente en muchos sentidos, con los árboles frutales que tienen la estación de floración más hermosa. 

2) La hora rojonaranja

Una vez que el sol toca el horizonte, tarda aproximadamente de 3-10 minutos en pasar por debajo del horizonte. Esto depende de varios factores, incluida la latitud, la época del año y el espesor atmosférico. A medida que la tierra gira, el sol parece viajar por el cielo a una velocidad de 1 grado cada 5,6 minutos. El disco del sol mide aproximadamente medio grado de diámetro.

La latitud juega un papel importante en esto, cuanto más cerca del ecuador, más directa y rápidamente se pone el sol. El grosor de la atmósfera por la que la luz del sol tiene que viajar en el horizonte también altera la cantidad de tiempo que tarda el sol en ponerse. En latitudes más alejadas del ecuador, la luz solar tiene más atmósfera para viajar y, por lo tanto, parece moverse más lentamente (Ref.: Reference.com).

Con fines prácticos, he dividido la hora rojonaranja en dos partes: Tomando media hora antes de ocultarse el sol y media hora después de ocultarse (después de esta media hora se inicia la hora azul −durante el anochecer−, y a la inversa en el amanecer).

  Lo que tiene de particular esta hora de cruce del sol por el ho­rizonte es que su luz no es muy intensa, pero si lo suficiente para tomar buenas fotografías a amplia abertura sin que corramos el riesgo de sobreexponer y sin tener que usar filtros.

     Figura XII-12. Puesta de sol en Granada. La hora rojonaranja         

  El sol está tocando el horizonte saliendo o entrando, en ese mo­mento la luz es menos intensa y con menos contraste. El hori­zonte tendrá unas bellas tonalidades que podemos aprovechar en nuestras tomas. ¡Son contraluces Impresionantes! De aquí nació el Impresionismo, con el cuadro de Monet: Impression, Soleil le­vant (Impresión, Sol naciente). Este cuadro sirvió al crítico Leroy para bautizar al nuevo movimiento con el nombre despectivo de “impresionismo”. Cuadro de un amanecer, con el sol rojonaranja rompiendo entre las brumas en el puerto de Le Havre, que fue expuesto en 1874 en la primera exposición impresionista en el estudio del fotógrafo Nadar.

  El lugar por donde despunta el sol tiene una luz suficientemente potente, y el motivo que esté por delante del sol aparecerá muy os­curo. Hay que tener en cuenta que si sobreexponemos demasiado esos tonos se quemarán y perderemos la esencia de la fotografía. Más vale ser conservadores y subexponer algo más de lo habitual para asegurarnos de que no hemos reventado las altas luces.

  Para mantener la dominante cálida en algunas ocasiones será necesario recurrir a la temperatura de color inversa (ver Capítulo VII) en Kelvin.

  En estas condiciones de luz tenemos varias opciones para apro­vecharla al máximo. La primera es disparar varias tomas con di­ferentes exposiciones para realizar posteriormente una HDR en el ordenador, o incluso hay cámaras que permiten hacer HDR direc­tamente en cámara in situ. La segunda es crear una silueta del motivo. Lo ideal sería dejar a un lado el sol, obteniendo un degradado de tonalidades, sin generar mucho contraste.

  Cada amanecer y cada puesta de sol es diferente, nunca sa­bemos lo que nos vamos a encontrar y muchas veces habrá que improvisar.

  Si el cielo está nublado, debemos hacer la toma con nubes y claros, no todo nublado si es posible. Los rayos que inciden sobre las nubes irán creando tonalidades de colores anaranjados y azu­les. En otras palabras, las irá pintando. En el atardecer mientras el sol aún está por encima del horizonte, pero cerca del mismo, su luz ilumina con un matiz dorado más claro, a medida que va descen­diendo la luz se hace más cálida, poco a poco, las nubes se van tiñendo de un color amarillo que se transforma en pocos minutos en tonos anaranjados cada vez más intensos.

En una puesta de sol, primero se iluminarán las nubes que se encuentran más alejadas del sol, o sea, las que están al este, y poco a poco, conforme vaya desapareciendo el sol, se irán tiñendo las que están por el oeste. Esto nos puede ayudar a planificar nuestra fotografía, por lo que habrá que estar pendiente de las nubes. En ocasiones aparecerá un manto de nubes con tonalidades distintas, creando un espectáculo de luz y color.

Si en el cielo no hay nubes, únicamente por el lado por donde esté el sol se producirán esas tonalidades rojo anaranjadas.

La luna llena sale pocos minutos después de ponerse el sol, por lo que la luz ambiente es suficiente para que podamos exponer la luna con detalle.

  Es también un momento favorable para realizar contraluces, re­tratos, sesiones de pareja, de belleza o de moda con luz de relleno.

3) La hora azul

También llamada la hora mágica, pero en este caso la hora má­gica incluye más tonalidades azuladas. En esta hora el sol está oculto. En la primera media hora antes de la salida y después de ocultarse el sol se producen las tonalidades rojona­ranja, rosa y azulvioleta. En la segunda media hora la luz se hace algo menos intensa, más azulada y más difusa, lo que se traduce en una iluminación más tenue de la escena.

La hora azul tiene lugar poco antes del amanecer y poco des­pués del atardecer, cuando la posición del sol está justo debajo del horizonte produce ese tono más frío. La hora azul es ideal para realizar fotografías de paisaje urba­no. El alumbrado público está encendido: farolas, carteles publici­tarios, luces de las ventanas, luces de los automóviles, etc., ilumi­nando las calles y los edificios con lo cual se mezcla la luz natural (luz azul en el cielo alto y un tinte anaranjado en el horizonte) con la luz artificial. Ajusta la exposición, utiliza una velocidad de obturación más lenta y prepara un flash de relleno.

Aspectos Técnicos: Sujeta la cámara en un trípode robusto. Es recomendable utilizar un disparador remoto para evitar posibles fotos trepidadas, a la vez que configuras el levantamiento del es­pejo.

  Aunque a nuestros ojos parezca de noche en el final de la hora azul (o al principio si es amanecer), con una exposición de varios segundos comprobaremos que aún hay luz suficiente en el cielo como para poder realizar fotografías bien expuestas. Ajusta la exposición, según la hora, al atardecer a cada minuto que pasa tenemos menos luz, por lo tanto, el tiempo de exposición que debemos usar será cada vez mayor. Por ejemplo, realizamos una fotografía con un tiempo de exposición de 30″ y nos sale un histograma correcto. Si volve­mos a repetir la foto probablemente quede subexpuesta.

  Nunca dejes el balance de blancos en automático. En ocasiones será necesario recurrir a la temperatura de color inversa (ver Ca­pítulo VII) en Kelvin.

 Por supuesto, recomiendo configurar la cámara para disparar en Raw en vez de JPG. Aunque, confidencialmente, tengo que re­conocer que, con las nuevas cámaras y los excelentes sensores, junto con los procesadores internos que llevan (capaces de rendir HDR directos), el Raw empieza a no ser «conditio sine qua non».

  Configura la ISO en manual lo más bajo que permita la cámara para evitar el ruido.